Tratamiento secuencial HIFU y láser de CO₂ fraccional para rejuvenecimiento facial. Primer estudio prospectivo internacional. Procedimiento ampliado de Téllez
First international prospective study.
Expanded Tellez procedure
Introducción
En nuestro ámbito, cada vez más pacientes solicitan tratamientos de rejuvenecimiento facial pensando en resultados muy eficaces, con pocos riesgos y con rápida recuperación. Entre las técnicas mínimamente invasivas que persiguen conseguir estos ideales, el tratamiento con láser de CO₂ fraccional o fraccionado (de emisión en 10.600 nm) destaca entre los más efectivos y exitosos, con buena eficacia clínica para mejorar muchos signos debidos al envejecimiento facial. Esta modalidad fraccional o fraccionada se considera poco invasiva porque, a diferencia del modo ablativo convencional, se mantiene tejido sano entre las columnas de tejido tratado (daño térmico), lo que contribuye a una recuperación más rápida y con menos efectos adversos. Los cambios histológicos provocados por el láser y el mecanismo de acción fototérmico, y de fotorrejuvenecimiento cutáneo, están bien demostrados en la literatura1,2.
Los ultrasonidos focalizados de alta Intensidad (HIFU) son otro tipo de tratamiento mínimamente invasivo que también actúa por efecto térmico, pero de forma diferente y a una mayor profundidad que el láser. Los estudios histológicos demuestran que se provocan zonas de microcoagulación en la dermis más profunda, alcanzando el sistema músculo-aponeurótico superficial y provocando el tensado de la piel por contracción y remodelación del colágeno, entre otros mecanismos. Muchos ensayos publicados muestran buenos resultados en la atenuación de arrugas y surcos y en la reducción de la laxitud o flacidez de la cara3‑6.
Un problema, debido a la popularización de los tratamientos con láser de CO₂ en fototipos altos de piel, son los efectos adversos, por lo que la utilización de plasma rico en plaquetas (PRP) autólogo, de aplicación tópica después del láser de CO₂ fraccionado, es una forma segura y posiblemente eficaz para mejorar tanto los resultados como la recuperación, cicatrización y reducción de efectos adversos y secundarios como el eritema o el edema; con recuperación postoperatoria más rápida, tal como sugieren algunos estudios7‑10.
Los HIFU producen pequeñas zonas de daño térmico, desnaturalizando el colágeno y produciendo la síntesis y remodelación de nuevo colágeno, actuando en la profundidad de la piel, y por debajo de ella, con especial eficacia sobre el efecto de tensado. El láser de CO₂ fraccional proporciona daño térmico en la epidermis y dermis papilar promoviendo la producción de fibroblastos, síntesis, regeneración y reorganización de las fibras de colágeno, al igual que los HIFU en muchos aspectos. No obstante, la forma de producir el calor y el daño tisular es diferente, porque los HIFU y el láser son energías de naturaleza totalmente distinta. Los HIFU son ondas mecánicas que necesitan un soporte material para su transmisión, mientras que el láser es radiación electromagnética que no necesita ningún soporte y cuya acción sobre la piel se basa en la absorción del haz láser por el agua, que actúa como cromóforo, transformándose en calor. Son dos formas de impregnación de calor muy diferentes, que se solapan entre ellas en distintos estratos de profundidad y, en consecuencia, podrán tener un efecto sinérgico, especialmente en el tensado de la piel y en la corrección de la flacidez.
En definitiva, los HIFU provocan pequeñas zonas de daño térmico profundo, que curan con la formación de nuevo colágeno y regeneración de la piel. El láser de CO₂ fraccional (10600 nm) proporciona daño térmico en estratos más superficiales de la piel, también con posterior síntesis de nuevo colágeno y mecanismos reparadores en buena parte comunes, pero obtenidos mediante energías diferentes. Además, existen evidencias de mejores resultados cuando se emplea PRP de forma adicional a los tratamientos mecánicos o con láser. La suma de efectos de estos de estos tres tratamientos podría ser sinérgica, con buenos resultados correctivos con una única sesión.
La combinación secuencial en sesión única de tratamiento HIFU más láser de CO₂ fraccionado fue comunicada por primera vez en Estados Unidos hace casi una década, en base a un análisis retrospectivo de casos previamente intervenidos con excelentes resultados. Aquí se presenta el primer estudio prospectivo a nivel internacional para evaluar los resultados de la combinación HIFU y láser de CO₂ fraccional en sesión única. En cuanto a la combinación HIFU, láser de CO₂ fraccional y PRP no existe ningún antecedente en la literatura médica indexada, por lo que se trata de una combinación inédita nunca antes investigada.
El objetivo de este ensayo es determinar la eficacia y seguridad de un protocolo específico de tratamiento para rejuvenecimiento facial en sesión única, simultánea y secuencial combinando HIFU, láser CO₂ fraccionado y PRP autólogo.
Material y método
Se llevó a cabo un estudio piloto entre los pacientes atendidos en Centro Médico Renova Láser, en la ciudad de Tacna (Perú), entre los años 2021-2022. Se reclutaron 15 pacientes, interesados en someterse a un tratamiento de rejuvenecimiento facial, que presentaban envejecimiento cutáneo de grados III y IV en la escala de Glogau y que aceptaron las condiciones de participación en el estudio mediante consentimiento informado. Se excluyeron casos de tratamientos farmacológicos concomitantes interferentes, afecciones cutáneas, tales como infecciones, enfermedades del tejido conectivo, antecedentes de formación de queloides, enfermedades sistémicas mal controladas (p. ej. diabetes mellitus), deterioro cognitivo y pacientes con cualquier condición clínica, orgánica o mental que pudiera interferir la evaluación de resultados. También se excluyeron todos los pacientes que habían efectuado algún tratamiento de rejuvenecimiento facial en los últimos 5 años.
Condiciones del ensayo y equipos utilizados
Todos los tratamientos se efectuaron del mismo modo por el mismo terapeuta, en un ambiente ventilado y con una iluminación adecuada, al cual sólo accedieron el paciente, el médico tratante y una asistente, tomándose todas las medidas de asepsia y bioseguridad necesarias. Los equipos utilizados fueron: HIFU (Ulthera Inc., EE. UU.) y láser CO₂ fraccionado (EDGE ONE, Jeisys Medical Inc., Corea). Tras la aplicación del equipo HIFU se efectuó la extracción sanguínea para obtener el PRP, que fue aplicado tópicamente después del tratamiento con láser. La intervención se efectuó en una sesión única de tratamiento secuencial con HIFU, láser CO₂ fraccionado y PRP autólogo, tal como se describe en los próximos apartados.
Tras la intervención, todos los participantes fueron sometidos a sucesivas visitas de seguimiento, con distinta periodicidad de control según las características del caso, hasta la finalización del estudio. En las historias clínicas se recopilaron datos sobre posibles efectos adversos y complicaciones, signos clínicos objetivables, apreciaciones de los pacientes, interferencias del postoperatorio en las actividades de la vida diaria y cualquier otro tipo de dato de interés clínico.
Tratamiento con HIFU
Antes de iniciar el tratamiento se realizó la higiene de la piel del rostro con un gel limpiador. La analgesia administrada consistió en la aplicación tópica de un gel de lidocaína al 2,5% y prilocaína 2,5% (EMLA) y oclusión con un film, dejándolo actuar durante 60 minutos.
Se realizó la marcación del rostro con un lápiz blanco (Figura 1) y se aplicó una delgada capa de gel conductor de ultrasonidos sobre la zona a tratar. Se colocó el transductor del HIFU de forma perpendicular sobre la piel con ligera presión para un buen acople del transductor a la superficie cutánea a fin de evitar la administración desigual de energía, y se realizaron los disparos de forma ascendente siguiendo las líneas de marcación.
El primer transductor aplicado fue el de 4,5 mm de profundidad y frecuencia de 4 MHz, la cantidad de líneas de disparos fue de 300‑350 pulsos de ultrasonidos con un nivel de energía utilizado de 0,7 – 0,9 J/mm². Posteriormente se aplicó el transductor de 3 mm - 7 MHz con un promedio de 300 pulsos de ultrasonidos y energía empleada de 0,6 - 0,8 J/mm². Finalmente se trabajó con el transductor de 1,5 mm - 10 MHz con energía de 0,3 – 0,5 J/mm² con un promedio de 200 pulsos de ultrasonidos en regiones frontal y perioculares. El espacio entre disparos fue de 2‑3 mm y el promedio líneas de disparos, utilizadas en todo el tratamiento, fue aproximadamente de 800 líneas. El número de disparos y el tiempo utilizado para el tratamiento variaron según el tamaño de las áreas tratadas, siendo el promedio de 60 minutos.
Obtención de PRP
Finalizado el tratamiento HIFU, se extrajeron muestras de sangre en tubos con citrato de sodio de 3,5 ml al 3,2%. Se centrifugaron empleando una centrífuga calibrada y programada a 1600 rpm durante 8 minutos. Terminando el proceso se separó el PRP en una jeringa de 3 ml y se activó con gluconato de calcio al 10% para la aplicación tópica posterior al tratamiento láser.
Tratamiento de láser CO₂ fraccional
Se administraron 0,50 mg de alprazolam por vía oral, 30 minutos antes del procedimiento de láser, para favorecer la tolerancia.
El equipo de láser CO₂ fraccional cuenta con 4 cabezales con diferentes tamaños de haz de láser (spot): 120, 350, 800 µm, además de 1 pieza de mano quirúrgica f100. Se utilizó la pieza quirúrgica para la eliminación de lesiones como lentigos solares, fibromas y siringomas usando la modalidad Repeat, On time de 20 ms, Off time de 40 ms y potencia de 1 W. Para el rejuvenecimiento se utilizó el cabezal con haz de luz de 350 µm; la fluencia fue de 3 J/cm², con pulso de energía de 26 mJ a 1.300 ms. La densidad fue de 11,3% (121 dots/cm², 169 dots totales y distancia de 0,9 mm, spot cuadrado de 12 x 12). El tiempo de tratamiento en promedio fue de 20 minutos.
Aplicación de PRP
Después del tratamiento láser, se activó el PRP autólogo con gluconato de calcio al 10% en relación de 0,1 ml por cada ml de plasma, para favorecer la liberación de los factores de crecimiento, y se procedió a la aplicación sobre la piel, masajeando suavemente para su absorción. Luego se aplicó una capa de gel descongestivo refrigerado para mejor confort postoperatorio.
Cuidados postoperatorios
Se recomendó la aplicación de compresas frías post tratamiento para aliviar el ardor o dolor. Se prohibió el uso de maquillaje y exposición solar directa durante la primera semana posterior al tratamiento. Durante el periodo de cicatrización inicial se recomendó aplicar un ungüento los primeros 5 días (Aquaphor Ungüento Reparador®, Eucerin), posteriormente una crema reparadora de consistencia ligera (Cicalfate+ crema protectora reparadora®, Avène) durante un mes. A partir de los 15 días se inició un tratamiento tópico despigmentante (ácido kójico 2%, arbutina 2%, triamcinolona 2% y ceramidas) aplicado por la noche, para prevenir la pigmentación postinflamatoria, frecuente en pacientes con fototipos altos. El tratamiento despigmentante se finalizó al segundo mes. También se recomendó la aplicación estricta de fotoprotector con filtros solares de amplio espectro factor 50+ SPF, inicialmente cada 2 horas y posteriormente cuatro aplicaciones diarias durante los tres meses del estudio.
Evaluación de resultados
Se obtuvieron fotografías digitales estandarizadas de vistas frontales y laterales antes del tratamiento y tres meses después, y se evaluaron comparativamente las fotografías previas y posteriores al tratamiento, por dos médicos, que actuaron como expertos independientes ciegos al estudio.
Para cuantificar el dolor experimentado durante el tratamiento se utilizó una escala verbal simple (EVS), considerada válida y fiable para medir el grado de dolor, además de ser una herramienta útil para estudios clínicos11,12. Los niveles de intensidad del dolor se describen del siguiente modo: “ninguno”, “leve”, “moderado”, “severo” e “insoportable”. El paciente seleccionó el adjetivo que mejor describía su dolor después del tratamiento con HIFU y después del tratamiento con láser de CO₂ fraccional.
Para la evaluación de grado de laxitud facial en base a los resultados fotográficos se utilizó la escala FLR (Facial Laxity Rating), que tiene especialmente en cuenta cuatro signos distintivos: pliegues palpebrales, pliegues nasoyugales, papada y perfil del cuello. La escala FLR de 10 clases (Tabla I) categoriza la laxitud en leve (clases 1, 2, 3), moderada (clases 4, 5, 6) y grave (clases 7, 8, 9). La clase 0 representa ausencia de flacidez13,14. A los dos evaluadores expertos se les solicitó la correspondiente puntuación en la escala FLR, dividiendo la cara en 3 zonas (tercio superior, medio e inferior), a partir de las fotografías de antes y después del tratamiento. La evaluación fue enmascarada en una primera fase, de forma que los evaluadores no sabían si la fotografía correspondía a antes o después del tratamiento. A continuación, valoraron diferencias por comparación apareada con fines descriptivos en la escala GAIS, descrita en próximo apartado.
La posible mejoría con el tratamiento, sobre el conjunto de signos antiestéticos y/o de fotoenvejecimiento cutáneo, se evaluó mediante una escala de mejoría estética global (Global Aesthetic Improvement Scale, GAIS), común a los dos evaluadores expertos y a los pacientes, comparando las fotografías de antes y tres meses después tratamiento. Se establecieron 5 categorías de mejoría: mejoría excepcional, paciente muy mejorado, paciente mejorado, paciente inalterado y paciente empeorado (Tabla II).
El grado de satisfacción de los pacientes con el tratamiento recibido se evaluó mediante entrevista médica en una escala cualitativa ordinal de cuatro categorías: “Muy Satisfecho”, “Satisfecho”, “Moderadamente Satisfecho”, “Insatisfecho”.
Tras la intervención, todos los participantes fueron sometidos a sucesivas visitas de seguimiento, con distinta periodicidad según las características del caso, hasta la finalización del estudio. En las historias clínicas se recopilaron datos sobre posibles apreciaciones de los participantes, grado de molestias, interferencias del postoperatorio en la vuelta a la vida laboral, signos clínicos objetivables, posibles efectos adversos relatados o comprobados, y cualquier otro tipo de dato de interés clínico, especialmente los que se podían comprobar por simple inspección en referencia a cómo sucedía la curación de las heridas provocadas.
Los datos de la muestra y las valoraciones de los evaluadores fueron analizados mediante una estadística descriptiva, utilizando la media aritmética (m), como medida de tendencia central, el rango (R), como medida de dispersión, y el porcentaje (%) como medida de relatividad sobre el global de participantes. Para valorar si las diferencias entre los valores promedio antes y después del tratamiento eran significativas se utilizó la prueba no paramétrica de Wilcoxon. Se consideró significatividad estadística cuando p < 0,05.
Resultados
La muestra evaluada consta de una serie de 15 pacientes, 12 mujeres y 3 varones, de edad media 50,1 años (R=37‑63), con fototipos cutáneos III a V en la clasificación de Fitzpatrick, y con envejecimiento cutáneo de moderado a severo (1 paciente grado II, 12 pacientes grado III y 2 pacientes grado IV en la escala de Glogau) (Tabla III).
Grado de flacidez antes del tratamiento
En el tercio superior de la cara se obtuvo una media de 6,33 puntos (R=4‑8), según el evaluador 1, y de 5,93 puntos (R=4‑8) según el evaluador 2. Ambos expertos consideraron una flacidez moderada, donde el pliegue del párpado está plegado y definido sobre el borde del párpado. En el tercio medio los resultados promedio de los evaluadores 1 y 2 fueron de 7,54 puntos (R=4‑9) y 7,33 puntos (R=4‑8), respectivamente; considerando ambos un promedio de flacidez severa con pliegues nasoyugales divididos. En el tercio inferior de la cara los resultados de los evaluadores 1 y 2 fueron, respectivamente, de 6,47 puntos (R=2‑9) y 6,13 puntos (R=2‑8), resultando un promedio de flacidez moderado.
Grado de flacidez 3 meses después del tratamiento
En el tercio superior de la cara, las puntuaciones de los evaluadores 1 y 2 fueron de 4,98 (R=3‑7) y 4,87 (R=3‑7), respectivamente. En la mayoría de casos observó una atenuación del pliegue palpebral y disminución del surco nasoyugal.
En el tercio medio de la cara, las puntuaciones de los evaluadores 1 y 2 fueron de 6,37 (R=3‑8) y 6,13 (R=2‑8), respectivamente. Se observaron mejorías en la disminución del surco nasoyugal y surcos nasogenianos.
En el tercio inferior de la cara, las puntuaciones de los evaluadores 1 y 2 fueron de 4,69 (R=3‑8) y 4,56 (R=3‑7), respectivamente. Se apreció una disminución de la profundidad de los surcos labio-mentonianos, junto a mejorías sobre la flacidez submentoniana.
Comparación de resultados antes-después en la escala FLR
Para los cálculos estadísticos en la evaluación enmascarada cada clase fue considerada como una variable cuantitativa discreta con valor de un punto. Los valores promedios de flacidez antes y después del tratamiento se indican en la Tabla IV.
Teniendo en cuenta la diferencia de promedios indicada por ambos evaluadores, se obtiene una reducción de la flacidez en la escala FLR de 1,20 puntos para el tercio superior de la cara, de 1,18 puntos para el tercio medio y de 1,67 puntos para el tercio inferior. La diferencia en las medias fue significativa para el tercio superior (p=0,026), medio (p=0,011) e inferior de la cara (p=0,003) y para la totalidad de la cara (p=0,0004).
Resultados de mejoría según los expertos en la escala GAIS
Para las puntuaciones en la escala GAIS se tuvieron en cuenta, además del grado de flacidez, todos los signos de envejecimiento cutáneo, con especial atención sobre posibles diferencias en líneas finas, pequeñas arrugas, pigmentaciones y aspecto general de la piel.
En base a las comparaciones fotográficas de antes y tres meses después del tratamiento, según la valoración de ambos evaluadores expertos, las mejorías de rejuvenecimiento fueron evidentes en 14 de los 15 pacientes tratados (Figura 2). Ocho pacientes (53%), según el evaluador 1, y 9 pacientes (60%), según el evaluador 2, se calificaron como “muy mejorados”. Seis pacientes (40%) según el evaluador 1, y 5 pacientes (33%) según el evaluador 2, se calificaron como “mejorados”. En un caso (6%) ninguno de los dos evaluadores observó mejoría.
Resultados de mejoría percibidos por los pacientes en la escala GAIS
Se entrevistó a los participantes para mostrarles las fotografías previas al tratamiento y a los 3 meses después, y se les consultó cómo percibieron la mejoría de su piel en general. Nueve pacientes (60%) calificaron el resultado como de “mucha mejoría” y 6 pacientes reconocieron haber notado algún tipo de mejoría (Figura 3).
Al preguntarles por el grado de satisfacción, en base a la escala de cuatro categorías indicada en el apartado de métodos, 9 pacientes indicaron estar muy satisfechos, 3 satisfechos y 3 moderadamente satisfechos.
Las Figuras 4, 5 y 6 son representativas de las mejorías globales obtenidas, con buena corrección de discromías y alteraciones pigmentarias de la piel, líneas finas, cicatrices, y mejorías sobre la flacidez, tono y corrección de surcos. Todos estos aspectos se tuvieron en cuenta para categorizar los resultados en la escala GAIS.
Efectos adversos y complicaciones
El dolor se presentó en todos los pacientes tratados, en mayor o menor intensidad. El tratamiento con HIFU fue muy bien tolerado. El tratamiento con láser fue lo más doloroso, pero suficientemente soportable para la mayoría de pacientes. Los resultados en las escalas de valoración del dolor tras el tratamiento con HIFU y con láser de CO₂, se indican en la Tabla V.
Los efectos adversos y complicaciones observados después del tratamiento combinado (HIFU + láser CO₂ + PRP) fueron edema, eritema, formación de costras e hiperpigmentación post inflamatoria. El eritema y cierto grado de edema se presentó en los 15 pacientes tratados, en la mayoría de casos disminuyó considerablemente en una hora posterior a la aplicación de PRP, gel descongestivo (caléndula, hamamelis y alantoína, LESTHETIC®) y compresas frías. Tres pacientes presentaron edema clínicamente significativo durante los dos primeros días, que fue desapareciendo gradualmente. Las costras se comenzaron a evidenciar a las 24 horas post tratamiento y fueron más visibles en todo el rostro a las 48 horas. Las capas de piel externa desecada, y costras, comenzaron a desprenderse a partir del cuarto día y se desprendieron en su totalidad a los diez días, coincidiendo con la reincorporación a las actividades sociales y laborales.
En un único caso apareció pigmentación post inflamatoria, que se resolvió con tratamiento despigmentante (ácido kójico 2%, arbutina 2%, triamcinolona 2% y ceramidas). No se observaron infecciones, cicatrices yatrogénicas ni complicaciones de otros tipos.
Discusión
El envejecimiento facial se produce por una disminución y disfunción gradual de las fibras de colágeno y elastina, junto a muchos otros cambios fisiológicos e histológicos de la piel que se manifiestan clínicamente a modo de atrofia cutánea, elastosis, disminución de la elasticidad, aumento de la laxitud y flacidez, presencia de líneas finas y arrugas tenues, que van pronunciándose a arrugas más marcadas, junto a múltiples signos asociados a la piel senil, como discromías, hiperpigmentaciones, telangiectasias, queratosis y lesiones cutáneas específicas. Los surcos cada vez se pronuncian más y los tejidos quedan cada vez más descolgados, por acción de la fuerza de gravedad entre otras causas15,16.
El tratamiento convencional con láser de CO₂ en modo ablativo consigue buenos resultados en una única sesión para corregir la mayoría de signos de envejecimiento antes indicados. Sin embargo, las dificultades para tolerar el largo proceso de recuperación, junto al riesgo de complicaciones, más frecuentes e importantes de lo deseado, especialmente en pacientes con fototipos oscuros, limitan mucho su uso. La combinación de métodos mínimamente invasivos puede conseguir resultados parecidos cuando se practican varias sesiones de tratamiento espaciadas en el tiempo. Por ejemplo, para eliminar cicatrices, sesiones repetidas de tratamientos combinados pueden obtener resultados parecidos, incluso mejores, que una sesión única con láser de CO₂ ablativo17,18. Nuestra experiencia previa es que la combinación de métodos mínimamente invasivos obtiene buenos resultados para la atenuación de cicatrices, pero son necesarias varias sesiones de tratamiento espaciadas en el tiempo para conseguir resultados satisfactorios17,18. Para rejuvenecimiento facial, en cambio, la combinación de métodos en una única sesión puede resultar suficientemente efectiva16.
Existe muy poca información sobre el tratamiento combinado secuencial con HIFU y láser de CO₂ fraccional en sesión única, con sólo dos artículos referenciados en las bases de datos19,20. La técnica fue comunicada por primera vez en 2014 en Estados Unidos (Woodward et al), mediante una evaluación retrospectiva de casos intervenidos, con mejorías centradas fundamentalmente en una buena corrección de la flacidez. Al igual que en nuestro estudio, los efectos adversos fueron similares a los que se obtienen cuando se aplican ambas técnicas por separado, excepto la aparición de edema importante y sostenido en unos pocos pacientes. Los autores afirmaban que los resultados alcanzados eran plenamente equiparables a los que pueden obtenerse mediante un lifting quirúrgico o mediante un tratamiento ablativo convencional con láser de CO₂19. Sin embargo, reconocían que no habían realizado ningún tipo de evaluación estandarizada y que se basaban únicamente en su experiencia personal previa. Lo mismo sucede con el estudio de Yong Kang et al, que analizan una serie de 44 casos intervenidos entre 2014 y 2018 de modo retrospectivo en población asiática. Concluyen que la técnica combinada ofrece mejores resultados de los que serían de esperar si se aplicaran ambas técnicas por separado. Al ser una evaluación retrospectiva a tan largo plazo algunas variables quedaban fuera de control. No obstante, sin ser un ensayo clínico, los datos de archivo comprueban un perfil de eficacia/seguridad favorable por los buenos resultados obtenidos y por la poca frecuencia de complicaciones relevantes20. Tanto el estudio de Woodward, como el de Yong Kang recomiendan efusivamente la combinación HIFU y láser de CO₂ fraccional como tratamiento de elección para conseguir los mejores resultados posibles19,20.
Antes de iniciar el ensayo nos resultó sorprendente que la combinación de dos técnicas tan utilizadas, con eficacia clínica plenamente demostrada, nunca se había investigado de modo prospectivo con un diseño de estudio estandarizado. Nos planteamos estudiar esta combinación, aplicada en la población peruana, con piel más oscura a consecuencia del mestizaje latinoamericano, con diferente genética, y con riesgo incrementado de complicaciones y efectos adversos debidos al láser de CO₂. Por el temor a un postoperatorio más complicado, decidimos tratar las heridas provocadas con PRP autólogo con la finalidad de obtener un mejor resultado, pero sobre todo para mejorar la recuperación postoperatoria.
El uso de PRP para rejuvenecimiento facial es controvertido por la falta de control en los estudios publicados y de demostración de eficacia mediante fotografía estandarizada y la ingente cantidad de contenido especulativo que incluyen estos estudios. Sin embargo, algunos autores argumentan con plena convicción, y con datos aparentemente objetivos, que el PRP aplicado después de un tratamiento con microagujas o con láser disminuye los efectos adversos del postoperatorio, disminuye el tiempo de recuperación y favorece la mejoría del resultado7‑10. Estos beneficios que puede aportar el PRP todavía parecen mejor demostrados en nuestro ámbito poblacional21.
El método combinado empleado en este estudio es eficaz para corregir la mayoría de signos de envejecimiento facial a través la acción de dos agentes físicos diferentes, que cuando interaccionan con la piel se convierten en calor depositado de forma precisa y selectiva en diferentes profundidades de la epidermis, dermis e hipodermis22,23. La posibilidad de actuar con el láser concentrando la energía electromagnética en la epidermis y dermis papilar, y las ondas mecánicas de los ultrasonidos en los estratos más profundos de la piel, incluso por debajo de ella, sugiere un efecto sinérgico de los HIFU y el láser, que actúan por efecto térmico de manera diferente y en profundidades diferentes22,23. Los resultados también sugieren que la adición de PRP puede aumentar la eficacia del resultado y mejorar la recuperación postoperatoria.
Conclusiones
Esta combinación triple, nunca ensayada con anterioridad, muestra un excelente perfil de eficacia y seguridad, por lo que podría generalizarse su uso como uno de los tratamientos de primera elección para rejuvenecimiento facial con técnicas mínimamente invasivas. Se necesitan estudios con mayor número de pacientes para corroborar estos resultados.
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