Reducción no invasiva del tejido
adiposo local con un láser
de diodo de 630‑660 nm
with a 630‑660 nm diode laser
Introducción
El efecto biológico y fisiológico del láser de baja intensidad fue constatado en los años 60 y 70 del pasado siglo, principalmente en Hungría y la antigua Unión Soviética, donde se comprobó su efecto sobre la cicatrización de los tejidos1‑3. Actualmente, el efecto lumínico de los láseres de baja densidad de potencia (low level laser therapy, LLLT), como deben nombrarse, se utiliza en forma cotidiana en el tratamiento del dolor y en la reparación de tejidos4‑9.
En el año 2000, Neira demostró, a través de estudios microscópicos y de resonancia magnética, cómo el adipocito liberaba su contenido a través de poros a nivel de la membrana celular sin llegar a la destrucción celular. Este tratamiento efectuado con un láser de diodo se realizaba previo a la lipoaspiración, con el objetivo de reducir las molestias posteriores secundarias al edema y los hematomas1,2.
En 2008 la empresa Chromogenex Ltd. produjo el I‑Lipo, un láser de diodo de baja intensidad dirigido al tratamiento de las adiposidades localizadas. Se trata de un láser de diodo que emite en el rojo visible a 650 nm, cuya longitud de onda tiene como objetivo a la mitocondria; sin embargo, cuando el estímulo mitocondrial cesa el adipocito vuelve a su estado normal4.
Mecanismo de acción del láser de diodo 650 nm
La primera ley de la fotobiología establece que, para que la luz visible de baja densidad de potencia pueda tener algún efecto en un sistema biológico vivo, los fotones deben ser absorbidos por las bandas electrónicas pertenecientes a algunos fotorreceptores moleculares o cromóforos10. Cromóforos que casi siempre ocurren en los sistemas conjugados de electrones pi (π) y complejos metálicos. Estos cromóforos están presentes en la clorofila, la hemoglobina, la citocromo c oxidasa (COX), la mioglobina, flavinas, flavoproteínas y porfirinas, entre otros. La absorción de la energía del fotón incidente promueve electrónicamente estados excitados y los procesos primarios moleculares darán lugar a un efecto biológico a nivel celular que se puede medir.
En el caso del tratamiento con LLLT en la célula adiposa, se acepta que el cromóforo es el componente de las reacciones de la cadena respiratoria mitocondrial11. Se ha encontrado que los espectros de absorción obtenidos para la COX, en diferentes estados de oxidación, son muy similares a los espectros de acción para las respuestas biológicas a la luz, por lo que se propuso que es el fotorreceptor principal de la zona roja (propiamente en el infrarrojo cercano, near infrared, NIR) en las células de los mamíferos12. La absorción de la luz por parte de estos fotorreceptores causa una activación a corto plazo de la cadena respiratoria y la oxidación de la nicotina adenina dinucleótido (NAD), cambiando el estado redox tanto de la mitocondria como del citoplasma13.
La activación de la cadena de transporte electrónico se traduce en un aumento de la actividad de los protones, capaz de elevar el potencial eléctrico de la membrana mitocondrial, lo que conlleva un incremento en el pH del citoplasma de la célula por el movimiento de los iones de hidrógeno a través de dicha membrana. El resultado neto es un aumento en la fosforilación de ADP para aumentar la reserva de ATP. Estos son los efectos quimiosmóticos normales que se ven durante la respiración celular14. La inferencia de la absorción de luz en ciertas longitudes de onda puede crear esta aceleración temporal de la tasa de respiración celular normal, y se ha visto confirmado en la experimentación. La interacción de los protones mejora el potencial eléctrico y la síntesis de ATP cuando se usa un láser de He‑Ne con capacidad de actuar en la mitocondria, además se observa una mayor actividad de las moléculas de ATP sintetizadas con la luz de banda ancha visible15,16.
La presión osmótica, por su parte, desplaza los iones de hidrógeno de alta a bajas concentraciones a uno y otro lado de las membranas intra y extracelulares. El aumento de la concentración citoplasmática de iones de hidrógeno genera cambios en la membrana celular, permitiendo la circulación del contenido celular al espacio extracelular para restaurar el equilibrio pH a uno y otro lado de la membrana celular. Neira demostró que el contenido de grasa celular puede salir a través de poros transitorios inducidos en las células adiposas tras ser irradiadas17.
Los cambios en la actividad de la cadena respiratoria también alteran el flujo de iones de calcio entre la mitocondria y el citoplasma, aumentando los iones Ca²⁺. Este aumento promueve una migración de los iones de calcio a través de los canales de calcio de la membrana celular, un proceso regulado por el monofosfato de adenosina cíclico (AMPc). La AMPc también ha demostrado estar implicada en la regulación del metabolismo de los lípidos, ya que los cambios de concentración de la AMPc, en la superficie interna de la membrana adiposa, activan la enzima lipasa citoplasmática para convertir los triglicéridos almacenados en los ácidos grasos y glicerol; ambos elementos pueden pasar fácilmente a través de la membrana celular por los poros transitorios creados. Una vez en el espacio extracelular, los ácidos grasos libres y el glicerol son transportados a través del sistema linfático para ser drenados en el sistema circulatorio subclavio a través del conducto torácico.
Material y método
Se seleccionó una muestra de 15 pacientes del sexo femenino con normo o bajo peso, que presentaban adiposidades antiestéticas en abdomen y dorso. Se convino que durante el tratamiento no debían bajar de peso o tener un descenso mínimo, menor de 1 kg. Para comprobar esta condición el peso se registró antes, durante y al finalizar el tratamiento.
Se realizaron 8 sesiones de 20 minutos cada una, a razón de 2 sesiones semanales. Inmediatamente posteriores a estas, se complementó con ejercicio físico de tipo aeróbico durante aproximadamente 45 minutos.
Una vez seleccionada el área a tratar, se colocaron los dispositivos o pads sobre la misma, y se tomaron 3 medidas. La primera en la parte superior, la segunda en la mitad de este y la tercera en la parte inferior, realizándose con el paciente en bipedestación. Este procedimiento estándar se siguió durante todo el tratamiento, para poder realizar una correcta evaluación pre y postratamiento. Paralelamente se recomendó a las pacientes no tomar bebidas de conocido efecto de distensión abdominal, como son las bebidas gaseosas, mate, té o café.
Se documentó gráficamente mediante un estudio fotográfico en el que se tomaron fotografías antes del inicio del tratamiento y al finalizar la 8ª sesión, utilizando la misma cámara, distancia focal, luminosidad y fondo.
Para el tratamiento se colocaron los dispositivos del aparato, primero en la región dorsal derecha, flanco y mitad abdominal ipsilateral durante 10 minutos. Finalizado este, se repitió el mismo esquema en la región dorsal izquierda, flanco y la otra mitad abdominal, durante otros 10 minutos más, hasta completar un total de 20 minutos por sesión. El procedimiento estándar se basó en colocar al paciente en posición supina, colocándole las bandas alrededor de cada área a tratar para sostener los dispositivos láser. El equipo realiza previamente una prueba de todas sus funciones en dos sensores de la piel.
El equipo tiene 4 dispositivos de 130 mm por 84 mm que cubre una superficie de 109 cm². Cada dispositivo tiene 9 salidas láser de 40 mV y de 650 nm de emisión, cubriendo una superficie cada una de 72 cm². Además, cuenta con 2 dispositivos extras para la estimulación linfática, que fueron usados para el estímulo de la cadena linfática de la región inguinal. Finalizada la intervención, en cada sesión se realizó un drenaje de la zona tratada y un trabajo aeróbico de 40 minutos en bicicleta fija acorde a las características de cada paciente, con frecuencias cardiacas alternando de 110 a 150 pulsaciones por minuto.
Resultados
El área tratada en nuestra muestra fue la circunferencia abdominal supraumbilical, flancos y dorso cuya medida fue registrada previamente a las 8 sesiones para su comparación con la medida final (Figura 1).
Teniendo en cuenta el tamaño de la muestra, y el diseño de medidas repetidas en el mismo sujeto, se realizó un análisis estadístico no paramétrico de Wilcoxon con el programa estadístico SPSS v.17 para Windows, que arrojó los resultados recogidos en la Tabla I.
La circunferencia de las zonas tratadas disminuyó significativamente en las tres zonas registradas. En cuanto al abdomen supraumbilical la diferencia entre media inicial y final fue de 6,3 cm (p < 0,001), en los flancos 5,18 cm (p < 0,001) y en el dorso de 4,36 cm (p < 0,001). En cuanto al peso, hubo diferencias no significativas de sólo unos 580 gr de media.
Discusión
Los resultados de este estudio demuestran que la circunferencia de tejido adiposo local tras la intervención con un láser de diodo de 630‑660 nm durante 8 sesiones de 20 minutos se ha reducido significativamente (p < 0,001) sin necesidad de recurrir a un procedimiento complementario quirúrgico invasivo.
En cuanto al peso, si bien se encontraron diferencias, teniendo en cuenta que sólo se ha producido una variación de aproximadamente 580 gr de media, estimamos que no han incidido en el perímetro analizado, aunque dado el reducido tamaño de la muestra debe analizarse con mayor profundidad en otras intervenciones, ya que la dieta y el ejercicio pueden ser un factor coadyuvante útil.
Conclusiones
El tamaño de la muestra, y que no se realizara aleatoriamente la selección de los pacientes, hace necesario plantearse nuevas investigaciones en este campo que complementen esta investigación inicial.
Los resultados encontrados representan una gran evolución en el tratamiento de las lipodistrofias localizadas, ya que al concepto habitual de método “mínimamente invasivo” se puede ofrecer una alternativa también eficaz pero no invasiva e indolora con el láser de diodo a 630‑660 nm empleado.
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