Láseres ablativos fraccionales
en patología dermoestética
in dermo-aesthetic pathology
Introducción
El tratamiento mediante láseres fraccionales tiene por objetivo atenuar o eliminar los signos que se asocian al envejecimiento cutáneo, sea cronobiológico o por estar ligado a la sobreexposición solar1. El interés por el tratamiento de la piel envejecida es creciente y se debe, entre otros factores, a la progresiva longevidad de la población en las sociedades occidentales2.
El fotoenvejecimiento se debe a la exposición continuada de la piel a la radiación ultravioleta (UV). Los cambios inducidos dependen de la frecuencia e intensidad de dicha exposición, yendo desde arrugas de distinta profundidad y flacidez hasta cambios en la textura cutánea. En su grado máximo, el fotodaño se manifiesta por piel seca y rugosa, además de acúmulos pigmentarios más frecuentes en determinadas áreas de la cara: suborbitaria, perioral superior, pirámide nasal, labios, frontal central e inferior y temporal. A lo anterior se suman los cambios microcirculatorios, aparición de telangiectasias y/o alteraciones más dramáticas, como la queratosis actínica o el cáncer cutáneo no melanoma2. Los pacientes con estas alteraciones pueden beneficiarse de los tratamientos con láseres fraccionales, así como aquellos que presentan cicatrices, bien secundarias a traumatismos o debidas al acné.
Los láseres ablativos tradicionales, láseres de dióxido de carbono (CO₂) y de erbio: itrio-aluminio-granate (Er:YAG), siguen jugando un papel importante en el rejuvenecimiento facial3,4. El rejuvenecimiento o remodelado (resurfacing) fraccional con láser de CO₂ es la mejor opción para el tratamiento de la piel fotodañada, aunque no se deben minimizar sus efectos colaterales, más acusados en la primera semana de tratamiento, tales que edema, exudación, aparición de costras, picor y sensación de quemazón; a los que cabe añadir la posibilidad de cambios pigmentarios de larga duración, cicatrización anómala y riesgo de infección5. En la búsqueda de tratamientos menos agresivos se desarrolló el láser de Er:YAG, con una recuperación más rápida de la piel tras su aplicación, aunque su actuación más superficial, conlleva un menor efecto térmico residual, lo que se traduce en menos efectividad en la remodelación del colágeno que un láser de CO₂6.
Sin embargo, muchos pacientes no desean un postoperatorio largo que no les permita seguir con sus actividades habituales. De ahí el desarrollo de sistemas láser que actúan en la dermis, dejando indemne la epidermis. Estos sistemas son muy populares, aunque sus resultados no sean comparables a los obtenidos con los láseres ablativos fraccionales. Además, requieren de la aplicación de reiteradas sesiones para que los cambios en el paciente sean moderadamente significativos7.
Láser de CO₂
En la actualidad es habitual emplear sistemas alimentados por radiofrecuencia. La estimulación del gas contenido en el tubo, a través de picos eléctricos de alta energía, impulsa a que los átomos alcancen niveles energéticos más elevados, emitiendo fotones de 10.600 nm de longitud de onda al regresar al estado previo de reposo (Figura 1). Estos fotones son eficazmente absorbidos por el agua, aunque menos en comparación con la longitud de onda emitida por un láser de Er:YAG. El cromóforo del láser de CO₂ es el agua. Fundamentalmente, se trata de que el láser de CO₂, aunque se diga que emite en pulsado, su emisión varía por la fuente de alimentación que produce la radiofrecuencia. Por el contrario, el láser de Er:YAG emite en modo pulsado7.
Reacciones fototérmicas
El impacto inicial de la energía de un láser de CO₂ en el tejido hace que la temperatura se eleve por encima de 200 °C, produciendo carbonización al repetirse los pulsos. A partir de la zona de impacto, la temperatura va disminuyendo de forma progresiva hacia los tejidos circundantes8. Con un calor de alrededor de 100 °C, los fluidos intra y extracelulares entran en ebullición y el tejido es eliminado por vaporización9,10. La energía térmica propagada se distribuye en las zonas próximas al punto de interacción láser, provocando diversos grados de daño térmico: coagulación en torno a los 60 °C; degradación proteica a los 50 °C, y desnaturalización de las proteínas por encima de 40 °C (Figura 2). La coagulación del tejido conduce a necrosis, iniciándose el proceso de reparación a través de las varias fases de la cicatrización, en las cuales se activa significativamente la actuación celular.
Particularidades del láser de CO₂
La alta afinidad de la energía del láser de CO₂ por las moléculas de agua en pulsos cortos logra la vaporización altamente selectiva del tejido, limitando su penetración a diferencia de la destrucción tisular que produce el láser de Er:YAG12,13. Básicamente se debe a la diferencia de la forma de impactar la energía; en forma de campana gaussiana en el caso del láser de CO₂, y en forma de meseta el pulso de láser de Er:YAG (Figura 3).
Cuando el láser se emplea focalizado, el tamaño del impacto (spot) sobre el tejido puede limitarse a unas pocas decenas de micras (µm), lo que supone un incremento notable de la densidad de potencia o irradiancia (W/cm²). Con mayor irradiancia se logran mejores efectos quirúrgicos ligados a la vaporización del tejido; en tanto que la irradiancia es desfocalizada, la densidad de potencia disminuye, y es tanto más notable cuanto más se separa la pieza de mano del punto de impacto. El impacto de la energía produce coagulación, de especial interés si se desea eliminar el sangrado en lesiones como queratosis actínicas que, en su base, se acompañan de notable vascularización13,14.
Con el láser de CO₂ puede actuarse de diferente manera gracias a alterar el tamaño del spot para conseguir la incisión quirúrgica, vaporizar el tejido y obtener el efecto de coagulación. Debido a estas particularidades, Trelles denominó a la irradiancia con el explícito nombre de “llave quirúrgica”.
El tratamiento del envejecimiento cutáneo debiera corresponderse al tiempo de irradiación que la emisión láser incide sobre el tejido diana, siendo un parámetro adaptable a la necesidad del tejido que se desea tratar; de esta forma se consiguen repetibilidad de resultados. La potencia de emisión se estima en vatios (W), que multiplicada por el tiempo de incidencia del haz sobre el tejido expresado en segundos (s), da como resultado la energía (E), que se enuncia en julios (J).
Un punto focal de calidad radica en el hecho de que una densidad de potencia elevada sobre el tejido permite realizar incisiones precisas, con poca transferencia térmica hacia los bordes de la lesión13. No obstante, el desplazamiento de la mano debe ser rápido, ya que si se emplea en una emisión continua origina propagación térmica fuera del punto diana. Actualmente, muchos láseres incorporan funciones de escáner para realizar incisiones de manera automática sin mover la pieza de mano, permitiendo que el corte sea siempre rápido y limpio, limitando la propagación de calor.
Procedimientos quirúrgicos con láser de CO₂
Los láseres actuales, debido al sistema instalado en sus consolas, permiten combinar bien diferentes parámetros para elegir dosimetrías mediante escáneres que facilitan y agilizan los tratamientos, aunque el médico debe estar versado en la técnica y conocer las particularidades de la interacción láser-tejido11. Existen una gran variedad de técnicas y tratamientos susceptibles de realizarse con láser de CO₂, tales como el rejuvenecimiento facial realizado en modo fraccional ablativo.
El tratamiento ablativo clásico obtenía excelentes resultados en manos expertas, aunque presentaba elevados riesgos potenciales para la recuperación de la piel. El eritema era uno de sus inconvenientes más serios porque podía prolongarse durante meses. En la actualidad, cada vez son menos los pacientes dispuestos a pasar por postoperatorios prolongados13,14.
Manstein et al, en 2004, propusieron una aproximación diferente al modo ablativo clásico, con un concepto diferente en rejuvenecimiento de la piel con láser que denominaron fototermólisis fraccional (FF)15. La FF produce áreas separadas de daño térmico en forma de patrones geométricos, que dejan puentes de tejido indemne entre las áreas de impacto del láser (Figura 4). Este hecho facilita que los queratinocitos puedan iniciar la curación de la lesión en un tiempo más breve.
En el tratamiento con láser CO₂ es importante tomar en cuenta los detalles que se describen a continuación.
A) Elección del paciente
Los más adecuados para tratamiento fraccional con láser de CO₂ son aquellos de fototipos de II a IV de la escala de Fitzpatrick, que presentan fotoenvejecimiento leve, moderado y hasta grave. También pueden tratarse pacientes con cicatrices residuales de acné; lesiones exofíticas, como nevus; lesiones precancerosas, como queratosis y queilitis actínicas; además de lentigos o queratosis seborreicas15‑17. Es imprescindible realizar previamente el diagnóstico de las diversas lesiones por lo que es necesario contar con conocimientos adecuados de dermatoscopia. Antes del tratamiento es preciso realizar una historia clínica completa, y tomar fotografías del área a tratar en diversos planos, de antes y después de la intervención, anotando cuidadosamente los parámetros láser empleados (Figura 5).
B) Previamente al resurfacing láser
Se debe prescribir al paciente un tratamiento de cremas despigmentantes para aplicarse alrededor de 15 días antes de la intervención. Su finalidad será bloquear la síntesis de la melanina para prevenir reacciones cutáneas que activen la pigmentación18.
Si los procedimientos fraccionales se realizan sin sobreponer pases (overlapping) no es preciso realizar profilaxis antibiótica oral; bastará con prescribir un antibiótico tópico. Los tratamientos con pases simples tienen una recuperación corta y sin excesivos efectos secundarios, pudiendo realizarse 2 o 3 tratamientos separados al menos 3 meses entre ellos. Esta proposición suele ser bien aceptada por el paciente.
Si existieran antecedentes de infección herpética se instaurará profilaxis antiviral; valaciclovir, 500 mg dos veces al día, comenzando 2 días antes y hasta 5 días después del tratamiento. La recomendación de no tomar AAS o AINEs 10 días anteriores al procedimiento ahorrará el sangrado excesivo durante el tratamiento; sobre todo si se emplea láser de Er:YAG para el resurfacing.
En el tratamiento láser de los párpados es obligado emplear protectores oculares lubricados de acero inoxidable, instilando previamente unas gotas de colirio anestésico.
C) Resurfacing en modo fraccional
El resurfacing en modo fraccional con láser de CO₂ trata con éxito los signos de envejecimiento cutáneo: arrugas periorales, pliegues o surcos marcados, lentigos y discromías. La programación de estos láseres permite elegir diferentes patrones geométricos para cada zona de la cara; programando adecuadas fluencias (mJ/cm²) en cada lesión a fin de eliminar solo a la epidermis y/o alcanzar la dermis por microcanales de 50 a 100 µm de diámetro, apenas visibles en la superficie de la piel. Combinando la fluencia y la penetración en el tejido se logra una retracción importante de la piel de los párpados superiores e inferiores; aunque se debe ser prudente debido al fino tejido que los recubre.
El resurfacing también puede emplearse como peeling superficial, si se programan bajas densidades de emisión de energía, que consiguen la renovación cutánea con ligero edema y eritema poco intenso de breve duración. Las finas costras que se originan en la piel desaparecen 4 o 5 días posteriormente al tratamiento.
La presencia de queratosis actínicas, nevus, y lentigos numerosos o extensos puede requerir (en la misma sesión), el empleo del láser de CO₂ en emisión continua o realizar dos pases sobre las lesiones. Habrá de tenerse en cuenta que estas zonas sufrirán un retraso de su epitelización y un eritema más prolongado (Figuras 6 y 7).
En la patogénesis del fotoenvejecimiento juegan un rol importante determinadas citoquinas y factores de crecimiento, destacando entre ellas el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (Insulin-like Growth Factor 1, IGF‑1). La vía de señalización del IGF‑1 ha sido estudiada en los últimos años como el mecanismo que podría explicar la presencia de cáncer de piel no melanoma en las personas de edad avanzada16. El tratamiento con láser fraccional de CO₂ ha demostrado su capacidad de poder eliminar fibroblastos senescentes al tiempo que restaura los niveles de IGF‑1 como protección eficaz frente los rayos UVB, y la susceptibilidad del tejido para desarrollar cáncer no melanoma.
D) Cuidados postquirúrgicos
Inmediatamente después de la intervención se cubrirá el área tratada con una pomada antibiótica para prevenir posibles infecciones, debido a las múltiples heridas realizadas con finalidad terapéutica. El paciente continuará con el tratamiento domiciliario de la pomada antibiótica hasta la caída de las costras; cuando estas comienzan a desprenderse deberá aconsejarse el empleo de cremas reparadoras de la piel y despigmentantes; asociando cremas de protección solar, FPS 50 o 100; este último es el más recomendable en pacientes con queratosis actínicas.
Efectos adversos y complicaciones
Los efectos adversos y las complicaciones van ligados al grado de ablación y al fototipo cutáneo18‑21. Pueden dividirse en inmediatos y tardíos.
1. Inmediatos
- Inflamación. Se produce tras el procedimiento y suele ser leve a moderada, con una duración promedio entre 48 a 72 horas. Inclusive, en muchos casos para su resolución, es suficiente la aplicación apósitos fríos localmente.
- Prurito. Suele ser habitual. A veces indicativo de que el paciente no emplea las cremas prescritas con regularidad, o ser expresión de la actividad reparativa de la piel.
- Reacción acneiforme. La estimulación térmica sobre las glándulas sebáceas puede, en ocasiones, producir un aumento de sebo coincidiendo con el mayor grado de vascularización, entre la 1ª y 3ª semana después del tratamiento. Es conveniente no usar cremas excesivamente grasas.
- Milium. Los quistes de milium pueden aparecer a partir de la primera o segunda semana, siendo el desencadenante más probable el uso excesivo de pomadas o cremas grasas. En este caso puede resultar beneficioso el empleo de cremas con alfa hidroxiácidos a base de ácido glicólico al 8‑10% y/o ácido salicílico a baja concentración (2%).
- Eritema. Está relacionado con el depósito térmico y se considera un efecto beneficioso, en ocasiones difícil de aceptar por el paciente. Es el resultado de la expresión de una más activa neovascularización, visible bajo una epidermis delgada que empieza su recuperación y en la que se encuentra menos melanina. El eritema es más evidente en áreas sometidas a más de un pase durante el tratamiento láser (Figura 8).
- Petequias. Su aparición puede ser secundaria al tratamiento, o ser lesiones de rascado en las áreas tratadas. No requieren tratamiento especial, salvo aplicar las cremas indicadas con la debida frecuencia, pues suelen resolverse de forma espontánea.
- Infecciones. Son más factibles en tratamientos que precisan altas fluencias, en aquellos pacientes con significativo fotoenvejecimiento de la piel de la cara. En estos casos está justificado prescribir tratamiento profiláctico con antibióticos de amplio espectro, como ciprofloxacino y doxiciclina, para obtener cobertura ante infecciones por pseudomonas y estafilococos.
- Reacciones tipo alérgicas. Estas pueden corresponder a irritaciones cutáneas debidas al empleo prematuro de maquillaje o cosméticos; por lo tanto, debe hacerse hincapié en que no se empleen estos productos hasta pasados 15 días después del tratamiento, una vez que la epidermis ha conseguido repararse.
2. Tardíos
Fundamentalmente las consecuencias indeseables más frecuentes son las alteraciones de la pigmentación22,23.
- Hiperpigmentación. Los pacientes con piel fototipo III o superior, según escala de Fitzpatrick tienen elevado riesgo de incremento de la pigmentación. Es recomendable el empleo de agentes despigmentantes previamente al tratamiento como se ha comentado, ajustando asimismo la frecuencia y aplicación precoz de antidespigmentantes preventivos del potencial effluvium pigmentarium durante el postoperatorio, evitando exponerse al sol todo lo posible; aparte de indicar el empleo de fotoprotección.
- Hipopigmentación. La verdadera hipopigmentación supone la disminución del número de melanocitos y, por lo general, constituye una complicación permanente. Es un efecto secundario tardío, que puede aparecer hasta 6 meses después de efectuado el tratamiento. Se le relaciona con la profundidad y la fluencia empleada en la eliminación de tejido cutáneo. Consecuentemente se evitará excederse en el depósito térmico por overlapping de los disparos láser, sumatorios de la agresión terapéutica que persigue renovar y rejuvenecer las características de la piel.
- Cicatrices. Se relacionan directamente con el solapamiento de pulsos y el excesivo daño térmico residual, que lesiona los anejos y disminuye la capacidad de recuperar adecuadamente la piel. Las cicatrices pueden ser atróficas o hipertróficas. Comúnmente, su parición va ligada a la idiosincrasia del paciente. Por lo tanto, la historia clínica deberá ser minuciosa, indagando y examinando la calidad de la piel en anteriores áreas cutáneas que sufrieron intervenciones o cortes accidentales. Especial cuidado requiere el resurfacing de párpados para no crear cicatrices retráctiles, especialmente en el párpado inferior en su tercio externo, que conllevan una excesiva exposición de la esclera24,25. Se debe respetar la excesiva irradiación de la zona, tal como describió Trelles, para evitar esta complicación. También debe tenerse especial cuidado cuando el paciente presenta un festón malar, por descenso del m. orbicular por debajo del ligamento órbitomalar (Figura 9). Solo cuando son de grado leve responde al tratamiento percutáneo con láser CO₂; los moderados y severos pueden precisar cirugía para reposicionar el músculo orbicular26.
Láser de erbio: itrio-aluminio-granate (Er:YAG)
La característica principal que diferencia el láser de Er:YAG del láser de CO₂ es la limitación que tiene el primero de daño térmico residual en la piel tratada. Este hecho explica el atractivo del láser de Er:YAG, ya que un menor daño térmico supone menos complicaciones secundarias y un tiempo más corto de recuperación del tejido27. Inicialmente este láser no lograba extender el daño térmico lo suficiente como para obtener buenos resultados en la reparación del aspecto de la piel. El empleo de Er:YAG, con adecuada programación y parámetros bajos, empleando una frecuencia de disparo capaz de actuar en modo ablativo y fraccional, consigue una buena hemostasia. Los resultados que se obtienen en la remodelación del tejido son positivamente apreciables, pero sin llegar a inducir significativamente la inducción de nuevo colágeno, comparativamente a la que alcanza el láser de CO₂ cuando, por ejemplo, se emplea un solo pase en el tratamiento.
Interacción láser Er:YAG-tejido
El láser de Er:YAG emite en 2.940 nm. Esta longitud de onda es absorbida óptimamente por el agua, hasta 10 veces más que la emisión en 10.600 nm del láser de CO₂. Esta circunstancia explica que la penetración del láser de Er:YAG sea escasa, por el alto contenido en agua de la piel, que ejerce de barrera absorbente de su efecto térmico. Según Zachary, una fluencia de 1 J/cm² vaporiza de 2 a 4 µm de tejido, con apenas depósito térmico28. Debido a su escasa vaporización tisular son necesarios repetidos pases, incrementando el solapamiento a fin de que la fluencia sobre la piel sea capaz de eliminar la epidermis de manera eficaz (Figura 10).
Otra desventaja del láser de Er:YAG es la incapacidad de producir una hemostasia eficaz a medida que se profundiza en la piel. Al principio, es un sangrado fino, difuso, que se torna muy evidente si se alcanzan los vasos dérmicos. Lo dicho obliga a secar constantemente el tejido, pues el contenido de agua en la sangre no permite avanzar con una efectiva ablación.
La aparición de sistemas híbridos da oportunidad de ablación y coagulación al unísono, al combinar en la consola del sistema un láser de Er:YAG y uno de CO₂. El láser de Er:YAG se emplea en modo ablativo con trenes de pulsos cortos, de aproximadamente 0,003 segundos, con frecuencias entre 6 a 10 Hz. En este caso, las fluencias elevadas (entre 25 a 30 J/cm²) y con solapamiento del 50% de los disparos, consiguen la eliminación de la epidermis con un pase29. Inmediatamente después de cada pulso ablativo de Er:YAG sigue un pulso del láser CO₂, en emisión continua con frecuencias de pulsos de 6‑8 Hz y 4 a 6 W de potencia, suficiente para depositar calor en la dermis capaz de estimular la neocolagénesis (Figura 11).
El sistema dual de referencia combina en la misma pieza de mano 2 láseres de Er:YAG, uno de ellos emite pulsos cortos para realizar la ablación del tejido, mientras el otro emite pulsos largos, no ablativos, cuya finalidad es obtener una coagulación eficaz30. Por otro lado, existen sistemas denominados de pulso variable, capaces de emitir de modo alternativo pulsos cortos y largos para lograr al mismo tiempo ablación y coagulación; es de importancia también que logran una recuperación más rápida de las zonas tratadas (Figura 12).
Otra oferta láser es la denominada Spatially Modulated Ablation (SMA) que, mediante una innovadora tecnología de ópticas, acopladas en la pieza de mano de un láser de Er:YAG de 2.940 nm de emisión, divide el haz de láser principal en 10.000 microhaces de 50 µm31,32. Este sofisticado mecanismo de ablación fraccional de la epidermis consigue provocar en la dermis efectos mecánicos por ondas de resonancia acústica. Los múltiples impactos del láser provocan en la dermis miniexplosiones que se multiplican al chocar las ondas entre sí, induciendo un daño selectivo a la membrana celular. Los mecanismos de reparación de las microlesiones dérmicas, en este caso, inducen la formación de nuevo colágeno y una rápida regeneración del tejido32‑33. Sin embargo, como consecuencia del menor depósito térmico residual que se logra con este láser, la densidad de formación de colágeno y su compactación es menos evidente y, por lo tanto, menos perdurable en el tiempo.
Técnica quirúrgica
Si el procedimiento ha de realizarse en un área pequeña de la cara puede bastar el empleo de un anestésico tópico tipo EMLA (lidocaína 40 mg/g; Laboratorios Isdin, Barcelona)34. En pacientes ansiosos conviene añadir 5 mg de diazepam sublingual y 1 g de paracetamol media hora antes de la intervención. Es aconsejable, por lo tanto, hacer uso de anestésicos inyectables locales para evitar la incomodidad, y hasta el dolor, que los pases repetidos del láser ocasionan al paciente.
La eficacia de la ablación con láser de Er:YAG puede requerir varios pases antes de llegar a la dermis, si la programación no supera 1‑2 J/cm². No hay necesidad de retirar los detritus producidos por la ablación, ya que este láser es de eficiencia significativa aun cuando la piel progresivamente se deseca por los disparos del láser.
Existen sutiles diferencias entre las diversas áreas anatómicas faciales que han de tenerse en cuenta para el tratamiento35. Los párpados tienen un grosor epidérmico entre 50 a 75 µm, y son una de las áreas donde la energía de ablación debe disminuirse, siendo recomendable no superar los 10 J/cm², no solapando los pulsos más del 30%36. En otras zonas de la cara con mayor grosor epidérmico, como el labio superior, pueden emplearse energías entre 15‑20 J/cm², según requiera la profundidad de las arrugas y el fotodaño discrómico asociado (Figura 13). Según la reacción del tejido pueden realizarse hasta 3 pases con solapamiento de 50% de los pulsos. La retracción del tejido no es evidente durante el tratamiento como sucede con el resurfacing de un láser de CO₂, aunque suele producirse en el segundo o tercer pase37. El haz láser de Er:YAG es colimado, e histológicamente se representan los puntos de energía como una imagen en sacabocados, a diferencia de la forma en cráter del láser de CO₂, tal como se comentó a propósito de la Figura 3.
Es recomendable emplear cura cerrada durante las primeras 48 horas, debido al posible sangrado postratamiento (Figura 14). En el caso particular del resurfacing con la tecnología SMA, el empleo de cremas regeneradoras desde la finalización del tratamiento es conveniente para que actúen como sustitutivo de la epidermis parcialmente ablacionada29.
Cuidados postquirúrgicos
El tiempo de curación después del resurfacing con láser Er:YAG es inferior al que se precisa cuando se emplea el láser de CO₂. En el caso del primero, el eritema es más discreto y de menor duración. La epitelización se produce entre 5 a 7 días, y se ha utilizado la tecnología SMA el tiempo de recuperación es menor.
Es obligado mencionar que los pacientes fumadores y/o muy añosos tienen peor respuesta al tratamiento; por lo que debe hacerse hincapié a efectos informativos en reiterar que los resultados pueden estar por debajo de las expectativas, además de prestar especial atención al seguimiento postratamiento38.
Efectos secundarios y complicaciones
Sirve lo mencionado para el resurfacing fraccional con láser de CO₂. No obstante, la experiencia señala una tasa menor de efectos adversos y complicaciones ligados al resurfacing con láser de Er:YAG, siendo extensible esta observación a la tecnología SMA.
La aparición de cicatrices no debe desestimarse, aunque suelen asociarse a una práctica poco depurada. Igualmente, el eritema puede persistir durante varios meses cuando se realiza una ablación más agresiva en pieles sensibles, claras y de apariencia fina39.
Conclusiones
Los láseres ablativos fraccionales realizan tratamientos eficaces de rejuvenecimiento facial. No cabe duda de que la tecnología seguirá afinando los diversos dispositivos en busca de favorecer los resultados, al igual como minimizar los efectos adversos y las complicaciones.
En los últimos años han aparecido publicaciones sobre la idoneidad de combinar determinados fármacos, vitaminas, antioxidantes y probióticos40. Estos estudios parecen prometedores en tanto que la energía destinada a la piel no sea tan elevada al combinarse fármacos de reconocida acción antienvejecimiento.
El progreso tecnológico y el mejor conocimiento del mecanismo terapéutico de actuación de la luz láser contribuye a evitar las innecesarias complicaciones.
Con la adquisición de experiencia de nuevos láseres es aconsejable que el médico que se inicie en los tratamientos cutáneos de rejuvenecimiento adquiera una adecuada formación, a fin de adquirir soltura en el manejo de la luz, de tal manera que pueda enfrentarse a las complicaciones y poder ofrecer soluciones de éxito.
Declaración
Los autores declaran no tener conflicto de intereses ni haber recibido financiación alguna en relación con el presente trabajo.
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