Inyecciones de plasma rico en plaquetas
en el tratamiento
de las ojeras
for dark eye circles
Introducción
Las plaquetas, también llamadas trombocitos, son células formadas en la médula ósea, aunque su acción se desarrolla en el sistema vascular. Su concentración es especialmente alta en el bazo, donde tiene lugar su degradación. Se trata de células carentes de núcleo, aunque dotadas de mitocondrias, orgánulos y gránulos capaces de sintetizar y almacenar múltiples proteínas bioactivas, entre ellas un gran número de factores de crecimiento: factor de crecimiento transformante beta (transforming growth factor beta, TGF‑β), factor de crecimiento derivado de plaquetas (platelet derived growth factor, PDGF), factor de crecimiento insulínico tipo 1 (insulin-like growth factor 1, IGF‑1) y factor de crecimiento epidérmico (epidermal growth factor, EGF) entre otros muchos. Estas proteínas biológicamente activas, una vez liberadas en el sistema extravascular, son responsables de la quimiotaxis (PDGF), proliferación y diferenciación de las células cercanas; son capaces de estimular la angiogénesis y la regeneración de la matriz extracelular (TGF‑β). In vitro, se ha podido demostrar la correlación existente entre la concentración de plaquetas y la tasa de proliferación de células madre mesenquimales humanas, la proliferación de fibroblastos y la producción de colágeno tipo 11.
Estas especiales propiedades de las plaquetas las convierten en una herramienta esencial para la cicatrización y la regeneración de los tejidos dañados. Ante una agresión tisular, una cascada de eventos sigue a la acumulación de plaquetas en el tejido dañado, permitiendo iniciar un proceso recuperador que puede durar varios meses. Las proteínas bioactivas presintetizadas y presentes en las plaquetas tienen un tiempo de vida de sólo una hora; sin embargo, las plaquetas continuarán liberando otras proteínas neosintetizadas durante un período de 10 días. En estos intervalos se activan células in situ, como los fibroblastos mientras que los macrófagos circulantes son atraídos por las proteínas biológicamente activas para sustituir a las plaquetas en el proceso de neosíntesis de factores de crecimiento y proteínas quimiotácticas, moléculas responsables de continuar atrayendo células circulantes, incluidas las células madre mesenquimales que expresan la glucoproteína CD34+, y son capaces de transformarse en células específicas para la regeneración de tejidos y, por lo tanto, participando activamente en la formación de una nueva epidermis y dermis, dotadas de neovascularización2,3.
Todos los procesos anteriormente descritos ocurren de forma natural durante la cicatrización de una herida. El estudio y conocimiento de los factores implicados en la regeneración tisular se están implementando al servicio de bioestimular y regenerar un tejido cutáneo envejecido.
Plasma rico en plaquetas
El plasma rico en plaquetas (PRP) es un producto obtenido tras extraer y centrifugar la sangre de un paciente. La centrifugación de la sangre permite la separación de los elementos formes de la sangre, entre ellos las plaquetas que, al separarse presentan dos fracciones bien diferenciadas, plasma pobre en plaquetas y PRP propiamente dicho, con una alta concentración de plaquetas. Esta fracción enriquecida se inyecta inmediatamente en el tejido cutáneo que se quiere regenerar. El objetivo que se persigue es aprovechar las vías de cicatrización y curación normales, pero tratando de acelerarlas con PRP sin crear ningún daño real, salvo el microtraumatismo provocado por las inyecciones repetidas.
La utilización de PRP para inducir un efecto regenerativo en la piel parece ofrecer, además, cierta seguridad respecto a los riesgos que pueden suponer los factores de crecimiento sintéticos inyectados de forma aislada, capaces de inducir una fibrosis dérmica, en ocasiones irreversible4. Las plaquetas producen una combinación de factores de crecimiento bien equilibrada en sus relaciones para evitar alteraciones colaterales a los tejidos tratados.
Las ojeras
Las características ojeras hacen que las personas observen un aspecto de cansancio, cuando no inducen a suponer un mal estado de salud en el rostro que las exhibe. Sigue sin comprenderse bien el mecanismo de su aparición; sin embargo, parece que son el producto de una involución o ptosis del tejido adiposo subcutáneo asociada a una pigmentación cetrina, resultado de varios factores que incluyen la degeneración del colágeno y el depósito de hemosiderina.
El tratamiento de las ojeras sigue siendo difícil. Se están tratando mediante lipofilling (inyección de grasa autóloga que solo contiene la fracción estromal rica en células madre) y ácido hialurónico (AH). Sin embargo, el AH reticulado, cuando no se coloca profundamente, se asocia a menudo con un edema secundario y/o una coloración azulada de la piel bajo el párpado denominado efecto Tyndall. El lipofilling obtiene mejores resultados que el AH, aunque no está exento de complicaciones, ya que requiere una zona dadora y manipulación de la grasa obtenida; además de precisar una depurada técnica de inyección, siendo el edema posterior uno de los efectos adversos más frecuentes. Otras opciones son las exfoliaciones profundas y el rejuvenecimiento mediante láseres. En uno y otro caso deberá tenerse en cuenta la fina piel de la región infraorbitaria para evitar cicatrices antiestéticas.
Por este motivo, es interesante utilizar el PRP para corregir este problema de difícil abordaje; después de más de 2 años de experiencia en más de 500 casos tratados. Se ha observado que los mejores resultados obtenidos con PRP se producen en la zona periorbitaria, cuello, escote y dorso de las manos, precisamente en las zonas donde la piel es más fina. El objetivo es valorar que las inyecciones repetidas de PRP en la piel periorbitaria producen una mejorar de la luminosidad, firmeza, textura e hidratación de la piel.
Material y método
Se ha llevado a cabo un estudio para analizar los efectos del tratamiento con PRP en la mejora de las ojeras de 20 pacientes mujeres, de 35 a 50 años, fototipos III y IV, durante un período de 18 meses. Se consideraron motivos de exclusión el hallazgo de trombocitopenia, disfunción plaquetaria, enfermedades autoinmunes y que estuvieran con tratamiento anticoagulante. También se excluyeron de este estudio los pacientes de fototipos V y VI de Fitzpatrick porque en tratamientos anteriores se observó que respondían al tratamiento con PRP de forma menos satisfactoria.
Los pacientes recibieron 3 sesiones de inyecciones repartidas de la siguiente manera: día 1, día 15, día 60; es decir, con intervalo inicial de 15 días y el siguiente de 45 días. Después de finalizado el estudio, hubo un 55% de los pacientes que optaron por continuar el tratamiento con sesiones de mantenimiento, una vez cada tres meses. Ninguno de los pacientes tratados sufrió efectos adversos o complicaciones relevantes, salvo equimosis y edema de rápida resolución.
Técnica
Para la extracción se ha empleado el kit MyCells® (Kaylight, Tel Aviv, Israel). Un kit permite extraer 20 ml de sangre que se centrifugan a continuación durante 10 minutos, a 3.000 revoluciones/min, con una fuerza de 1.450 g. Se extraen y eliminan los 4 ml de plasma pobre en plaquetas, quedando el PRP, que se filtra y recoge en jeringas de 1 ml. El PRP se inyecta de forma inmediata, siguiendo una técnica de mesoterapia, sobre toda la zona infraorbitaria, depositando pequeñas pápulas sobre la piel empleando agujas Meso‑Rell2 de 32G de calibre y 4 mm de largo. Antes de proceder con las inyecciones, el paciente habrá sido anestesiado tópicamente, con una crema lidocaína 30%, 30 minutos antes de las inyecciones.
Resultados
Los resultados se valoraron a través de un cuestionario de satisfacción sobre una escala visual, entregado a los pacientes en el sexto mes después de su primera sesión. Los siete criterios elegidos para puntuar la evaluación de los resultados de las tres sesiones de PRP fueron: luminosidad/brillo, firmeza/tonicidad, pigmentación, decoloración, arrugas, textura de la piel y apreciación por parte del entorno. La mejora de la textura y el color de la piel son los dos criterios que recibieron las puntuaciones más altas, 7,8/10 y 7,2/10, respectivamente (Figura 1). Los principales comentarios describían una piel más suave, tonificada y sonrosada, responsable del efecto “iluminador”, que dura hasta el siguiente tratamiento trimestral. En general, el 35% de los pacientes que respondieron al cuestionario estaban muy satisfechos con la mejora de sus ojeras y el 42% simplemente satisfechos.
La mayoría de los pacientes coincidieron en resaltar que los primeros resultados visibles se observan al cabo de un mes y mejoran gradualmente en los meses siguientes (Figuras 2, 3 y 4). Las fotografías tomadas a los seis meses objetivaron una armonización del color de la piel entre la zona infraorbitaria y las mejillas, así como la mitigación parcial de arrugas finas.
Efectos secundarios
Se observó edema leve que resolvió en un plazo de 48 horas y equimosis de duración hasta 6 días. Ningún otro efecto adverso se observó durante los 18 meses que duró el estudio.
Discusión
En la práctica diaria de medicina estética, el PRP se ha convertido en una técnica que se considera indispensable para mejorar la textura y el color cutáneo de la región infraorbitaria; armonizando la zona de transición entre la mejilla y el párpado inferior. Los mecanismos implicados en la mejora de la textura cutánea de las zonas tratadas tratan de explicarse por la actividad de las proteínas biológicamente activas liberadas por las plaquetas y por la presencia sucesiva de células madre. Sin embargo, la mejora del color y de la pigmentación de esta zona no es posible atribuirla de momento a ningún mecanismo de acción conocido, aunque se han invocado la inducción de nuevo colágeno y el consiguiente engrosamiento de la piel, aunque sea discreto, como mejor explicación de la percepción óptica de la calidad del tejido infraorbitario, pero también podría ser que las proteínas biológicamente activas ejerzan un efecto directo sobre los melanocitos o la distribución de melanina en los queratinocitos5,6.
Desde que se terminó este estudio, se trataron varios casos de ectropión secundario blefaroplastia. Después de 3 sesiones de PRP, volvió a ser posible cerrar completamente el párpado. Esta mejoría del trofismo cutáneo es un aspecto del PRP que merece un estudio más profundo, corroborando lo comunicado por Sclafani, con relación a los beneficios del PRP combinado con la cirugía plástica facial7.
Es preciso señalar que otra ventaja del PRP es que las materias primas regenerativas proceden de las propias células del paciente, lo que ofrece seguridad en cuanto a compatibilidad e integración natural del PRP en los tejidos, para inducir procesos naturales modificados o frenados por el tiempo.
Conclusiones
La infiltración mediante mesoterapia de PRP en la zona suborbitaria para el tratamiento de las ojeras conlleva una notable mejoría del color y la textura cutánea en la zona. Es un material completamente biocompatible, lo que aporta seguridad a una técnica que presenta pocos efectos secundarios y de rápida resolución.
Agradecimientos
Los autores agradecen a Anne y William Reinita Varone la investigación y el análisis de los resultados del presente estudio.
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