Revista científica
de la Sociedad Española de Medicina Estética
Revista científica de la Sociedad Española de Medicina Estética

Evaluación de las diferentes técnicas de
lipoclasia empleadas en el tratamiento
de las adiposidades localizadas

An evaluation of different lipoclastic techniques
used to treat localized adiposity

Autores

Introducción

Existe una amplia oferta de tratamientos para reducir la grasa localizada, la mayoría de ellos con eficacia limitada, desde los tratamientos tópicos hasta la variada aparatología disponible actualmente en el mercado cosmético o las técnicas de medicina estética como la mesoterapia. Los resultados obtenidos con estos tratamientos suelen ser aceptables ya que, en mayor o menor grado, mejoran el aspecto y reducen la circunferencia del contorno corporal, pero su principal limitación es la escasa duración en el tiempo.

Probablemente por este motivo, la liposucción sea el principal procedimiento de cirugía estética solicitado en EE. UU. y España, y solo ha pasado a segundo lugar por la demanda del aumento de mama en el último año. En 2007 se realizaron en EE. UU. casi medio millón de liposucciones habiendo descendido un 25% en el año 2008 como consecuencia de la crisis económica.

Etimológicamente, el término lipoclasia deriva del griego lipo (grasa) y clasia (romper o estallar), por lo que podría aplicarse a las técnicas que ocasionan destrucción de la pared adipocitaria, pero que difieren de la liposucción ya que no se aspira el tejido graso lesionado. Este término debe diferenciarse también del de lipólisis, que es etimológicamente similar, aunque se refiere a los procesos que estimulan el metabolismo del tejido graso para diferenciarlo de la lipogénesis o mecanismos que facilitan el acúmulo de tejido graso. El término adipocitólisis, que etimológicamente significa destrucción de la célula grasa, suele utilizarse en caso de lisis espontánea del adipocito como en la apoptosis, reservándose otros términos cuando la lesión adipocitaria es ocasionada por lesión exógena.

Algunas de estas técnicas han sido descritas hace más de 15 años como la lipotripsia y la hidrolipoclasia, pero se han ido modificando mediante el uso de sustancias químicas como la fosfatidilcolina, desoxicolato de sodio o de técnicas físicas como los ultrasonidos de alta intensidad, el láser y la cavitación (CAV)1‑3.

En la década de los años 90, las técnicas más utilizadas eran: la hidrolipoclasia con suero hipoosmolar (HH), aunque también se había descrito la lisis mecánica de los adipocitos mediante la aguja de crepine. La hidrolipoclasia se utilizaba sola o asociada a ultrasonidos de 1 a 3 MHz con técnicas de infiltración con cánulas, en abanico, o infiltración asistida4. A partir de la década siguiente, la aparición de los ultrasonidos (US) focalizados de alta intensidad (HIFU), la CAV (US de baja frecuencia, de 20 a 40 MHz), el láser aplicado a la lipólisis (LL) y el uso de la fosfatidilcolina para el tratamiento de las adiposidades localizadas vuelven a poner en circulación la aplicación de estas técnicas como alternativa a la liposucción5‑9.

Material y método

Se propuso evaluar los resultados obtenidos a nivel de reducción del contorno corporal en el tratamiento de adiposidades localizadas en abdomen, flancos y caderas mediante técnicas disponibles en el mercado español con productos con marcaje CE y fármacos autorizados. Se diseñó un protocolo diagnóstico y de seguimiento basado en examen clínico, plicometría, antropometría, técnicas fotográficas (Intel Studio® IFC-Cantabria), bioimpedancia (Tanita®) y ecografía (Sonosite/R y Esaote®). Se establecieron criterios de inclusión y exclusión y se convocaron a las empresas del sector, participando finalmente las siguientes empresas de CAV: Biocavity® de Indesa, Cavitabell® de Cinlaser, NovaShape® de Ergomed, Re‑Age®, Ultracav 1100® de Prodérmica; HIFU: Liposonix® (Mediform); y LL: Láser Osyris® (Cinlaser).

Selección de pacientes

Los tratamientos se llevaron a cabo con pacientes voluntarios a través de una preselección vía email y una valoración personal, ambos requisitos fueron imprescindibles para la inclusión y la designación en el grupo de técnicas seleccionadas.

Sobre un total de 120 pacientes, en los cuales se realizó entrevista médica y determinación del espesor del panículo adiposo mediante plicometría y ecografía bidimensional, se establecieron los criterios de inclusión/exclusión que permitieron seleccionar a un total de 106 pacientes con las siguientes características:

  • Edad promedio de 40 ± 10 años.
  • Sexo: 101 mujeres y 5 hombres.
  • Presencia de adiposidades localizadas en caderas y/o abdomen y/o flancos con un espesor mínimo del panículo adiposo en las regiones a tratar de 1,5 cm. Se trataron pacientes con panículo adiposo igual o superior a 2 cm de espesor.
  • Regiones tratadas: 156 (caderas: 46, flancos: 72, abdomen: 38).

Los pacientes seleccionados fueron estudiados al inicio, después de cada sesión y al final mediante:

  • Fotografías (Sistema IFC-Cantabria).
  • Antropometría (IMC, circunferencias de cintura y cadera).
  • Estudio de composición corporal mediante bioimpedancia (Tanita®).
  • Ecografía bidimensional con medida del espesor del tejido graso en las zonas a tratar (Esaote®/Sonosite®).

Se realizó la distribución de pacientes y regiones (cadera, flancos y abdomen) de manera aleatoria y equivalentes para cada procedimiento y empresa. Una vez realizada la inclusión en el grupo terapéutico se firmó el consentimiento Informado específico para cada tipo de tratamiento y se entregó la prenda de compresión y los cuidados postratamiento.

Para poder valorar los beneficios de la aplicación de las técnicas de CAV sola y la hidrolipoclasia hipoosmolar asociada a cavitación (HH+CAV), se eligieron las regiones pares (caderas y/o flancos) para realizar ambas técnicas (HH+CAV) en el lado derecho y solo CAV en el lado opuesto.

Los pacientes fueron incluidos en los siguientes grupos, según la técnica a realizar:

  • HH con suero hipoosmolar de 38 mOsm/l; constituido con agua para inyección, bicarbonato 1M y procaína al 2%.
  • CAV (Biocavity®, Cavitabell®, Novashape®, Re‑Age®, Ultracav 1100®) (Tabla I).
  • HIFU (Liposonix®).
  • LL (Láser Osyris®).
  • HH+CAV.

Se aplicaron los siguientes criterios de inclusión:

  • Adultos de ambos sexos entre los 18 y 60 años.
  • Que aceptaran el tratamiento propuesto y cumplieran con todas las sesiones previstas.
  • Que aceptaran firmar el consentimiento informado, autorización para la realización de fotos y publicación en congresos y publicaciones científicas.
  • Pacientes con buen estado de salud y que se comprometan a seguir las indicaciones en el pre y postratamiento.
  • Que presentaran adiposidades localizadas en abdomen, flancos y/o caderas.
  • Con normopeso o sobrepeso grado I (IMC de 20 a 27).
  • Que no se encontraran realizando tratamiento dietético o ingiriendo medicación para la pérdida de peso.

Los criterios de exclusión fueron:

  • Embarazo o lactancia.
  • Infección local o sistémica en el momento del tratamiento.
  • Intervenciones previas en el área a tratar.
  • Prótesis metálica en el área a tratar.
  • Marcapasos cardíaco.
  • Portadores de stent.
  • Enfermedad mental o incapacidad para comprender el protocolo o el consentimiento informado.
  • Alteración de la coagulación (ingesta de aspirina, anticoagulantes, sangrado habitual).
  • Portador de enfermedades autoinmunes.
  • Portador de enfermedad circulatoria de las extremidades (arteriopatías, enfermedad tromboembólica venosa, linfedema).
  • Hepatopatías agudas o crónicas.
  • Insuficiencia renal.
  • Obesidad (IMC > 30).
  • Diabetes tipo I o II.
  • Insuficiencia cardíaca.

Número de procedimientos realizados:

  • LL: 5 pacientes (tratamiento solo en abdomen).
  • HH: 17 pacientes y 17 regiones tratadas (flancos: 10, caderas: 3, abdomen: 4).
  • CAV sola: 15 pacientes y 17 regiones tratadas (abdomen: 13, flancos: 2, caderas: 2).
  • HH+CAV: 49 pacientes y 67 regiones tratadas (flancos: 40; caderas: 27).
  • HIFU: 20 Pacientes y 20 regiones tratadas (abdomen: 11, caderas: 5, flancos: 4).

Los pacientes sometidos a HH, CAV e HH+CAV realizaron un mínimo de tres sesiones distanciadas entre 15 y 28 días; mientras que los pacientes sometidos a HIFU y LL realizaron una sola sesión.

A todos los pacientes tratados se les solicitó evitar cambios de peso durante el periodo de control, realizar ejercicio físico moderado, evitar cualquier otro tratamiento médico estético sobre las regiones tratadas y utilizar las prendas de compresión Solidea® durante las primeras 72 horas posteriores al tratamiento.

Se analizaron los resultados finales entre 60 y 120 días después de la última sesión de tratamiento.

Para la técnica de HH se utilizó una solución de 38 mOsm/l, y se inyectó una dosis máxima de 300 a 500 ml por sesión. La técnica de inyección empleada fue perpendicular a la superficie cutánea, lo que permite evitar el daño mecánico y valorar el efecto exclusivamente dependiente de la solución inyectada (Figura 1). La infiltración fue siempre subcutánea a una profundidad no inferior de 17 mm desde la superficie cutánea.

Figura 1
Figura 1. Técnica de infiltración, perpendicular a la piel, previa delimitación mediante cuadrícula de la zona abdominal.

Resultados

Completaron todas las sesiones 74 pacientes.

Abandonaron el tratamiento 32 pacientes por los siguientes motivos:

  • Intolerancia al procedimiento: 6
  • Expectativas inadecuadas: 2
  • Motivos personales: 11
  • Situación de exclusión en alguna de las sesiones: 5
  • No asistir a alguna de las sesiones: 8

En el grupo de pacientes sometidos a CAV sola e HH+CAV, en los cuales se realizaron ambas técnicas en flanco y/o cadera derecha, necesitaron retoque de la cadera y/o flanco contralateral en 14 pacientes; lo que corresponde al 29% de los pacientes tratados con ambas técnicas.

Figura 2
Figura 2. Cambios ecográficos en el tejido adiposo, mostrando vacuolización de la grasa superficial secundaria a HH.
Figura 3
Figura 3. Cambios ecográficos en el tejido adiposo, por encima de la fascia superficial, cambio de ecogenicidad en la grasa epifascial.
Figura 4
Figura 4. Cambios ecográficos en el tejido adiposo, por encima de la fascia superficial, que muestran destrucción de la grasa.

El análisis de los resultados permitió evidenciar las limitaciones de los procedimientos diagnósticos utilizados en la práctica clínica habitual (foto, antropometría, estudio de composición corporal) para cuantificar los cambios localizados, ya que los cambios previos y posteriores a los tratamientos del IMC y de las medidas de circunferencia fueron discretos. La ecografía se mostró como la técnica más fiable para valorar cambios locales7, tanto a nivel de los cambios morfológicos como de la reducción del espesor del panículo adiposo tratado (Figuras 2‑4).

Complicaciones

Hubo escasas complicaciones y todas de carácter leve y transitorio. Seis pacientes abandonaron el tratamiento de HH por intolerancia al procedimiento (dolor con la infiltración)1. Fueron frecuentes los hematomas y equimosis secundarias a los tratamientos de HIFU e HH, aunque remitieron sin secuelas excepto 2 casos de pigmentación, uno post HIFU y otro post HH, persistiendo en el control del mes de septiembre pero que remitieron sin secuelas posteriormente4.

Hubo un caso de quemadura cutánea y 2 casos de fibrosis, todos consecuencia de tratamiento LL, cuya evolución ulterior fue hacia la resolución sin secuelas. También se produjeron 3 casos de reacciones cutáneas inespecíficas post HH+CAV que no requirieron tratamiento específico6,8.

Un elevado porcentaje de los pacientes tratados con HH, HH+CAV, HIFU y LL se quejaron de molestias en la zona tratada (que no requirieron tratamiento específico), varias semanas después de realizado el tratamiento9.

Conclusiones

La ecografía es el único método que ha demostrado validez para objetivar los cambios locales postratamiento a pesar de su limitación por ser operador dependiente. Los cambios a nivel del panículo adiposo observados mediante ecografía se limitaron al tejido graso superficial excepto con el LL.

El grado de satisfacción de los pacientes es variable, según tengan o no alguna complicación, aunque sea de carácter leve.

En los casos donde coexistía celulitis, mejoró significativamente con las técnicas de HH, CAV e HH+CAV.

La evolución de los pacientes sometidos a LL sin aspiración nos permite concluir que esta técnica no debe considerarse como una técnica de lipoclasia sino una variación de la técnica de liposucción.

Bibliografía

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