Sociedad Española de Medicina Estética
21 SEPTIEMBRE 2006

Espectacular aumento de la demanda del Botox desde su aprobación en España

Desde la aprobación del uso de la toxina botulínica en nuestro país su uso ha crecido de manera importante. “En estos dos años, el Botox ha tenido una acogida espectacular y ha habido un aumento del tratamiento de esta toxina muy notable debido a que los usuarios confían cada vez más en su aplicación y en los beneficios”, afirma la Dra. Concha Obregón, vocal de comunicación de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).

Las consultas para realizar tratamientos con Botox han aumentado aproximadamente un 50% en los últimos meses. Además este tipo de tratamiento no sólo se lo aplican mujeres sino que cada vez son más los hombres que deciden hacerse este tipo de infiltraciones.

Este aumento de la confianza de los usuarios, no sólo en el Botox sino en los profesionales de la Medicina Estética, en general, ha llevado a nuestro país a situarse en el tercer puesto del ranking de los países que más infiltraciones de esta toxina realiza. A esto ha contribuido también el hecho de que el Botox no es ya un producto elitista sino que es económicamente accesible para todos. Hoy en día, éste es un tratamiento de fácil acceso al que la gran mayoría de las personas pueden recurrir.

No obstante y precisamente ante este aumento espectacular de la demanda de infiltraciones de Botox en estos dos años, expertos de la Sociedad Española de Medicina Estética advierten de que esta toxina ha de ser aplicada por médicos especialistas. De lo contrario, la persona puede correr graves riesgos de salud ya que una incorrecta aplicación de este producto puede llegar, incluso, a paralizar la cara. Aunque se trata de un tratamiento muy sencillo, siempre es preciso realizar un diagnóstico correcto del paciente, además, la zona de inyección y la dosis deben ser muy precisas. “La recomendación médica más importante a quienes deseen ser candidatas al Botox es que la toxina debe ser aplicada exclusivamente por médicos especialistas, certificados médicamente y autorizados para la aplicación del producto” señala la Dra. Obregón.

En este contexto, sociedades como la SEME han querido hacer una análisis y revisión del uso de esta toxina a lo largo de estos dos años y por ello, el pasado mes de junio celebró en Madrid un curso con el objetivo de proporcionar información suficiente a la comunidad médica y tener las herramientas básicas que respalden el sustento científico de las nuevas tecnologías (procesos no quirúrgicos) en el ámbito estético.

Ventajas y Recomendaciones según la SEME

  • El tratamiento no requiere pruebas de alergia.
  • Es rápido, se realiza en una única sesión de unos 20 minutos y sus efectos comienzan a verse entre el tercer y el séptimo día de su aplicación.
  • Consiste en la aplicación de microinyecciones de toxina botulínica en los músculos de la región. Se paralizan los músculos, relajando la contracción y consiguiendo que las arrugas y las líneas de expresión desaparezcan. Este efecto dura unos cuatro meses en la primera aplicación y a partir de la segunda, puede alargarse hasta los seis.
  • Las microinyecciones apenas son dolorosas. Permiten que el paciente regrese a su actividad después de la sesión con total normalidad.
  • Las precauciones que debe tomar el paciente son escasas. Hay que evitar tocar la zona inyectada durante varias horas posteriores al tratamiento, para evitar que el medicamento se extienda.
  • El Botox no produce inflamación ni reacción al aplicarlo, apenas provoca efectos secundarios, pero sí puede ocasionar algún pequeño hematoma o dolor de cabeza.
  • Si los resultados no son lo suficientemente visibles, se pueden perfeccionar con nuevas infiltraciones.

El Botox y su uso en cosmética

La aplicación del Botox en tratamientos cosméticos se descubrió de manera accidental por la doctora canadiense Jean Carruthers, en 1987, cuando trataba a una paciente de blefaroespasmo. La enferma estaba siendo tratada con la toxina botulínica tipo A y al aplicarse el producto en la frente notó que su piel empezaba a mostrar un aspecto más joven ya que las arrugas se desvanecieron casi en su totalidad.

Tras este descubrimiento, la oftalmóloga y su esposo Alastair Carruthers decidieron realizar una investigación para que la toxina fuera aceptada para uso cosmético por las autoridades de salud de Estados Unidos y Canadá.

El estudio incluyó a 30 pacientes y duró tres años. El 29 de julio de 2004, el matrimonio descubridor de la nueva aplicación de la toxina botulínica presentó el primer estudio mundial de seguridad a largo plazo de Botox-cosmético ante la Academia Americana de Dermatología. A partir de entonces la aplicación de la toxina botulínica ha sido avalada por más de 72 países y con más de tres mil estudios científicos.

El uso cosmético del Botox fue aprobado en EEUU en el año 2002. En Europa, fue Francia el primer país en abrirle las puertas como método para reducir las arrugas. La aprobación de la toxina botulínica para uso cosmético por la Agencia Española del Medicamento llegó en febrero del 2004, después de la utilización de la toxina botulínica en otros campos, siempre con el mismo principio general (la inhibición o disminución de la contractura de ciertos grupos musculares) como en neurología, en espasticidades, en oftalmología para corregir el estrabismo y en otras patologías donde esté implicada la contracción muscular involuntaria.