Sociedad Española de Medicina Estética
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10 DICIEMBRE 2011

Botox, más allá del uso cosmético

Contrario a lo que la mayoría piensa, la Toxina Botulínica (TBA), mejor conocida como el botox, surgió para tratar afecciones neurológicas y no cosméticas. Sin embargo, se popularizó por ser un medicamento novedoso que sin necesidad de un bisturí elimina arrugas y flacidez facial.

Sus bondades han ganado notoriedad y cada vez más se está reconociendo su uso como una excelente opción para padecimientos de tipo oftalmológico y neurológico, entre otros.

"El botox surgió para el tratamiento de un padecimiento oftalmológico y luego ingresó al campo neurológico; posteriormente se descubrieron otras bondades y se empezó a utilizar en tratamientos estéticos", aseguró el doctor William Arias Sifonte, neurólogo.

Según el especialista se encuentra certificado que el primer uso de la TBA fue para tratar el vicio refractario del estrabismo, lo que revolucionó el campo de la medicina, pues además de alinear los ejes oculares era una medida alterna para no recurrir a una intervención quirúrgica.

De hecho las bondades de la toxina son tal que incluso se utiliza en la rama de veterinaria para disminuir el ladrido.

¿Cómo funciona la toxina botulínica?

"Básicamente produce una parálisis neuromuscular", explicó Arias.

"Los músculos trabajan al recibir las señales neurológicas adecuadas del cerebro, y son transmitidas a varias partes del cuerpo a través de un mensajero químico llamado acetilcolina. En muchos casos la excesiva producción de este químico hace que los músculos se contraigan y se muevan más de lo normal. La función del botox es bloquear la liberación de acetilcolina, que detiene o reduce los movimientos musculares involuntarios en un área en particular", explicó el neurólogo.

Actualmente, el campo de la neurología utiliza la toxina botulínica para dar tratamiento a una amplia serie de patologías. Entre sus usos más recientes están el tratamiento de la migraña crónica, la incontinencia urinaria y fisuras anales.

De hecho un reciente estudio, realizado en Gran Bretaña por investigadores del Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica, se descubrió que el botox puede fungir como un poderoso analgésico a largo tiempo.

Según Arias el TB es mayormente utilizado para tratar la migraña.

"El tratamiento de la migraña crónica con TB cada vez le ofrece la posibilidad al paciente de durar largos períodos sin los molestos ataques y sin tener que ingerir fuertes medicamentos. Que es una de las principales causas de consulta", añadió el especialista.

Asimismo, recalcó la importancia que tiene recurrir a un especialista, pues la eficacia del tratamiento dependerá de la técnica utilizada al aplicar la toxina.

"Solo un especialista está capacitado para manejar este tipo de sustancias, pues sabe en qué áreas se debe aplicar y qué dosis requiere el paciente. Un uso inadecuado puede empeorar la patología", enfatizó el neurólogo.

Por otro lado, en el campo de la estética la toxina botulínica también se está utilizando con nuevos propósitos.

"Además de eliminar temporalmente las líneas de expresión, la toxina sirve como tratamiento para la hiperhidrosis o sudoración excesiva en manos, pies y axilas", argumentó Leana Quintanilla de Sánchez, dermatóloga.

La acción o el efecto del TB es el bloqueo. Según la especialista la hiperhidrosis es causada por una disfunción de las glándulas sudoríparas, las cuales están siendo estimuladas por la acetilcolina.

"Al inyectarse la toxina en el área afectada bloquea la estimulación, por lo que se detiene la sudoración excesiva", explicó Quintanilla.

La especialista aseguró, que desde su experiencia médica no ha presenciado riesgos o reacciones desafortunadas en el uso del botox, sin embrago, recomienda un chequeo previo al uso de la sustancia.

"Es fundamental que la persona haya sido evaluada para determinar que la sudoración anormal no es producida por una enfermedad interna como Tiroides. Si no ha tenido un tratamiento médico no se recurre al botox como primera opción, pues todo depende de un tratamiento y de la observación del cuadro del paciente", indicó la dermatóloga.

Los tratamientos con la toxina botulínica varían de acuerdo con el cuadro clínico del paciente. Sin embargo, les permiten liberarse de los malestares por largos períodos. Generalmente los tratamientos se realizan cada 6 u 8 meses, y en algunos casos cada año.

Como última sugerencia los especialistas recomiendan respetar los intervalos que el médico recomiende entre cada tratamiento, de lo contrario corre el riesgo de anular el efecto, pues el organismo puede generar inmunidad a la toxina.

Usos menos frecuentes

El campo de la utilización del botox es muy amplio y cada vez se descubren nuevas perspectivas de uso.

Sin embargo, a pesar de los beneficios que el uso de la toxina garantiza, no es tan popular en el campo neurológico como en le campo de la estética.

Según Arias Sifontes, esto se debe por la menor prevalencia de la enfermedad o porque aún no se ha establecido una indicación precisa.

Algunos de los padecimientos menos frecuentes son enfermedades de parkinson , discinesias tardías, distonía lingual, tartamudeo, esclerosis múltiple, mioclonías (espinal, de origen periférico, palatales, del oído medio, oscilopsia), síndrome del hombre rígido, síndromes dolorosos por contracción muscular, dolor fibromiálgico, cefalea (cervicogénica, tensional, bruxismo, asimetrías faciales vaginismo y obesidad, entre otras.

Fuente original: elSalvador.com